martes, 13 de abril de 2010

Está en juego el monopolio Uribista

Previo a las elecciones presidenciales en nuestro país, las condiciones han cambiado para muchos de los candidatos presidenciales que en meses anteriores contaban con resultados favorables, o en cambio para algunos que veían cada vez más lejana la tan anhelada presidencia.

El partido Conservador por su parte, desde las elecciones del pasado 14 de marzo, tuvo cambios traumáticos para sí mismo, y significativos para sus contrincantes, quienes veían al representante, fuera Noemí Sanín o Andrés Felipe Arias como el segundo en tener más posibilidades a la hora de los escrutinios presidenciales.

El Partido de la U, sin mayor sorpresa, logra encabezar las encuestas, premeditando a Juan Manuel Santos como el próximo presidente de Colombia, sin embargo, no es raro encontrar en periódicos y revistas y escuchar comentarios, que poco a poco desmoralizan a los uribistas, catalogándolo como la sombra de Uribe, sin mayores méritos propios e incluso se le responsabiliza de las mayores irregularidades del actual gobierno.

Por otro lado, los partidos independientes cada vez consiguen más protagonismo y han logrado conquistar a un público importante y olvidado hasta ahora, como es el de los jóvenes, logrando ubicar a Antanas Mockus segundo en las encuestas y asegurándole la participación en la segunda vuelta presidencial.

Por estos días, la esperanza renace en la democracia colombiana, ya que pese a que desde hace algunos meses, incluso sin que Juan Manuel Santos oficializara su candidatura, se daba como contundente ganador a la mano derecha del presidente Álvaro Uribe Vélez, en cambio un mes y medio antes de las elecciones presidenciales florecen nuevas opciones, cada vez con más fuerza , como es el caso de Antanas Muckus y su fórmula presidencial, Sergio Fajardo.
Juan Manuel Santos y Noemí Sanín, candidatos que claramente son uribistas han tenido fuertes enfrentamientos públicos, como fue el caso del debate político del canal Caracol, en el que se retaban el uno al otro, e incluso hubo una especie de advertencia que para muchos sonó a amenaza, ¿Qué está pasando con la alianza uribista?¿Será que el miedo a perder la contienda frente a candidatos alternativos está haciendo perder la razón de los conservadores y de los de la U ?
Amanecerá y veremos, pero lo que queda claro para los colombianos es que algo está pasando, el circo político cada vez está más ferviente y pocos se salvan de acusaciones y salidas desesperadas.

La literatura hace parte de la canasta familiar

El periodismo y la literatura siempre han estado enteramente relacionados, ya que comparten la palabra como materia prima y el interés por lo humano, como lo mencionó César Alzate, en el Segundo Debate de Periodismo Latinoamericano, realizado en la Universidad Pontificia Bolivariana, en el que participaron como ponentes José Alejandro Castaño, Ricardo Aricapa y el mencionado anteriormente.

La palabra cumple con la inmensa posibilidad de llegar a lugares en donde, por economía o tiempo, el ser humano no puede llegar, es por esto que cobra gran importancia en la sociedad, en donde se posiciona como uno de los elementos fundamentales para el conocimiento.

Para José Alejandro Castaño, cronista de reconocidas revistas, como Soho, Gatopardo y Letras Libres de México, Alma Magazín de Estados Unidos y Lateral de España y ganador de varios premios Simón Bolívar, entre otros, los aparatos del periodista son los sentidos y la subjetividad, ya que estos determinan la emoción del escrito.

La crónica debe partir de dos supuestos: la escritura, es decir, el estilo del periodismo a la hora de escribir y el descubrimiento de algo, que no es LA verdad, sino UNA verdad. El hallazgo supone suerte, pero sobre todo persistencia, ya que en la medida en que el periodista busca, encuentra.

Ricardo Aricapa, periodista y escritor de libros como Medellín es Así, resalta que las historias así como las crónicas, son indispensables para la humanidad, ya que en cualquier relación se encuentra quienes las cuentan y otros quienes las escuchan.

Como conclusión, el periodismo se diferencia de la literatura en cuanto a la realidad de la fantasía, es decir, el periodismo siempre debe contar la verdad, mientras que la literatura puede sumergirse en los mares de lo mágico e imaginario.